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lunes, 2 de julio de 2012

OISEAU CANARI

de Ángeles Sánchez Gandarillas

El avión, bautizado como “Oiseau Canari”, Pájaro Amarillo, de fuselaje de madera y un motor Hispano Suiza, cruzó sin aterrizar el Océano Atlántico desde América, y por falta de combustible, tomó tierra en los arenales de nuestra costa, en la playa de Oyambre.
Fue el cuarto vuelo transatlántico; le precedió Lindbergh, que pilotó en solitario en el año 1.927; Chanberlain y Levine, y por último, el comandante Byrd. Si es cierto que fue el primer vuelo europeo con tres tripulantes y avión de Francia, un polizón, una radio para tomar contacto y el primero que conectó América del Norte, desde la playa de Old Orchard, en Maine, Boston, y España. Esa aventura, comenzó el día 13 de Junio de 1929.
Se llevó a cabo gracias a tres franceses. Armand Lotti, 1897-1993, fue el promotor del proyecto de volar sin repostar desde Francia hasta la costa americana. Sin embargo, el Estado Francés, debido a los más de cien muertos de anteriores vuelos con esa misma finalidad, lo prohibió. Por esa razón, hubieron de trasladar el avión a America; primero, desde Francia a Inglaterra y desde allí, lo embarcaron despiezado en el buque americano, “Leviathan”, rumbo a América, desde donde, en recorrido inverso, salió hacia Francia.
Jean Assollant, 1905-1942, el más joven de la tripulación, sería el comandante y primer piloto del Pájaro Amarillo; un aventurero aviador que pertenecía a la Armada Francesa, y que también colaboró con un porcentaje económico en este hecho. Este hombre tenía una gran habilidad y destreza en el pilotaje de aviones, gracias a ello, se salvaron en esta travesía de inconvenientes tales como las tormentas eléctricas. Permaneció ininterrumpidamente en su puesto las treinta horas del trayecto.
El tercer tripulante y segundo de a bordo como navegador de vuelo, fue René Lefèvre, 1903-1972. Decidía el rumbo más conveniente y el control del consumo de combustible, además, participó económicamente. También perteneció a la Armada francesa, y tenía una personalidad inquieta, hasta el punto de elegir como afición el bosleigh, en el que compitió con éxito. Trazó una hoja de ruta diferente de las líneas rectas de otros vuelos, es decir, por medio de curvas, las ortodrómicas o loxodrómica, y entre otras precauciones, tuvieron en cuenta las masas de aire frío.
El cuarto, fue un viajero clandestino, Arthur Schreiber, de 25 años de edad. Logró burlar la vigilancia policial, ataviado con ropa de aviador, aunque los tripulantes del Pájaro Amarillo iban vestidos de calle, y entró en el avión y se escondió en un hueco de la trasera del fuselaje. A una media hora de vuelo del Canari salió presentándose con un ingenuo “Aquí estoy” ante la tripulación. Assollant insinuó la necesidad de arrojar al polizón al océano, ya que iría en detrimento del gasto de combustible, velocidad y la estabilidad del avión; según los cálculos, retrasaría en una hora la llegada a Europa.
Ilustración de Laura Súa para la portada dle libro de Carmen Cabezón
Una tormenta, que duró horas, hizo que el gasto de combustible se elevara, y decidieron una nueva ruta para llegar al sur de Europa, a la Península Ibérica. Consiguen establecer contacto por radio morse con el buque Whiteville, y lo intentan cada media hora con otras embarcaciones como el Rochambeau, el Niágara y Laconia. También sintieron la extraña sensación del cambio horario de los continentes, al pasar por las 00 horas del meridiano Greenwich. Ya en las Azores, contactan con el municipio de Horta y dado el retraso, consideraron que podrían aterrizar cerca del cabo de Vigo.
A las 17 horas divisan una flotilla de barcos pesqueros que les ilusiona y confirma el buen resultado de su aventura, divisan Finisterre y se oye el grito de alegría de Asollant: ¡han atravesado el Atlántico...! Han pasado 26 horas y 44 minutos desde la partida. Siguen rumbo porque aún queda carburante; intentarán llegar a Francia. A las 19 horas, sobrevuelan Oviedo y Gijón, y calculan que podrían llegar a Santander.
Se acaba el combustible y las primeras burbujas de aire comienzan a entrar al motor. Son las 20,30 horas, se acerca el ocaso y no divisan donde aterrizar. Tras sobrevolar unas montañas, avistaron una playa vacía con forma de hoz, que a pesar de la marea llena, podría tener 2 kilómetros. Realizaron un reconocimiento y comprobaron que no sería un inconveniente el arroyo que la cruzaba. Lo hacen en dirección contraria a la de avistamiento, de Este a Oeste. La pericia de Assollant consigue un suave aterrizaje sobre una extensión de 200 metros, paró a metro y medio de un talud que cierra la playa por el Oeste. Son las 20, 40h. hora local. Habían tardado 29 h. y 32 minutos en recorrer 6,000 kilómetros, cruzando el Atlántico Norte sin escalas, desde la salida de Old Orchard hasta la playa de Oyambre.
Descendieron del Canaris, exhaustos; el silencio les dañaba, pues estaban ya acostumbrados al ruido del motor. Observaron lo solitario de las dunas y la desembocadura de La Rabia, admiraron la belleza de las praderías del entorno, pero ignoraban donde se hallaban. Caminaron hasta un campo de golf y vieron que se acercaban dos lugareños. Les preguntaron en un chapurreado políglota y consiguieron situarse. Oyambre era el lugar y Comillas, a 4 kilómetros, la población más cercana. Prestaron a Lotti una bicicleta para llegar hasta Comillas, una localidad que ya duerme. Llamó a una casa particular para pedirle que le presentaran al alcalde, Pablo Azcárate. Éste lo tildó de loco y llamó a una pareja de franceses bilingües, recién llegados a la localidad, que sirvieron de intérpretes. Uno de ellos era periodista y sabía de la aventura de Lotti y sus compañeros.
Volvieron al avión acompañados de la Guardia Civil y en su regreso, Comillas presentaba, espontáneamente, un aspecto festivo con toda la iluminación encendida. Son conducidos hasta la central telefónica y la oficina de Correos, donde se timbran las 200 cartas que traían de América. Cenaron, con fotos incluidas, y pernoctaron en la misma pensión. La noticia de su llegada llegó telefónicamente a Madrid y Paris, y de ahí a todo el mundo. También hubo un aumento del tráfico rodado y la llegada de mucho personal influyente de la provincia. Fueron felicitados por el Ministerio del Aire Francés. Aquella misma noche hicieron un baile en su honor.
Por orden del Gobierno Español llegaron felicitaciones y combustible para repostar el Pájaro Amarillo por medio de dos pilotos, Jiménez e Iglesias, que habían recorrido entre el 24 y 26 de mayo de ese año el trayecto Sevilla a Brasil, en el avión “Jesús del Gran Poder”. Aterrizó en la playa barquereña otro avión pilotado por Pombo y Antón, con un mecánico de la base de Getafe, Ricardo González, que ayudó en las reparaciones.
Antiguo monumento en Oyambre que señala el lugar de aterrizaje
Una vez cargados los depósitos, y despedidos por el gobernador Saliquet y otras autoridades y curiosos, partieron hacia París a las tres de la tarde. Un fallo en los depósitos del combustible hizo posponerla y renovar la fiesta a su llegada a Comillas.
A las 6,45 horas del 16 de junio, el Pájaro Amarillo se deslizó y despegó, suavemente por aquel arenal en dirección París. Esas imágenes quedaron plasmadas por la Paramount.
Pasados 52 días del aterrizaje del pájaro Amarillo en Oyambre, se coloca la primera piedra conmemorativa de este suceso, en el punto exacto del arenal donde se detuvo el aeroplano; culminaron el monolito conmemorativo el 8 de septiembre de ese mismo año, casualmente, festividad de la Patrona de la Virgen de la Barquera. El aterrizaje se produjo en la parte que es demarcación de San Vicente de la Barquera, pero la playa de Oyambre también pertenece a los Ayuntamientos de Comillas y Valdáliga.
Todos estos datos, en su mayoría, fueron recopilados gracias a los informes franceses, algo lógico puesto que eran de esa nacionalidad el aeroplano, el motor y sus tres tripulantes.


Las fuentes usadas para este artículo han sido “El Pájaro Amarillo en Oyambre”,
de Carmen Cabezón, y El faro, el avión y la piedra, de A. Sánchez

2 comentarios:

  1. La playa de Oyambre, en su totalidad, pertenece a San Vicente de la Barquera y Valdáliga. La ría de La Rabia, en su salida hacia el mar, parte y comparte frontera con Oyambre.
    En el caso del aterrizaje del Pájaro Amarillo, Comillas era la localidad más cercana donde llegó Lotti, solicitó y le concedieron las primeras ayudas, se hicieron las llamadas telefónicas, llegaron las autoridades,etc.
    Hay que reseñar que en la inauguración del monolito en recuerdo de ese evento, asisitieron los tres alcaldes de los municipios nombrados en el escrito, Oiseau Canari...
    La Antorcha Humana

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