La idea de que la crisis podía ser un aliciente para que la
población inmigrante haya decidido volver a sus pueblos de origen, con la
intención de alcanzar la autarquía de una vida sencilla, se ha generalizado en la calle y entre los contenidos de algunos medios, pero no
parecen tener un reflejo claro en la estadistica de nuestra comarca, al menos de momento...
Si analizamos los datos desde 2005 encontramos que, efectivamente
el paro ha sido un verdadero castigo para todos y cada uno de nuestros
municipios, fueran del tipo y lugar que fuesen. Todos los municipios de Saja
Nansa han duplicado en los últimos años su tasa de paro, y algunos han llegado
a superarla en tan sólo 5 años un 400%. No necesitamos más demostraciones para
asegurar que esa otra imagen de que la crisis ha hecho menos mella en el medio
rural también se nos diluye en la realidad: el empleo siempre fue un elemento
determinante para la recepción o perdida de población, pero en estos años el paro
ha ascendido en nuestra comarca una media del 270 %.
Cumplimos, por tanto, con un contexto claro afectado por la
crisis, y ahora tendríamos que mirar como ha reaccionado la población a esta
situación. El primer referente que tendríamos que tener en cuenta es el
crecimiento natural de nuestros municipios en este periodo para poder entender mejor los números finales.
En el cuadro que analiza el crecimiento vegetativo de la
comarca, la tendencia natural de la población a crecer o disminuir mediante el
recuento sencillo de sus nacimientos y defunciones, presenta unas cuentas
claramente negativas: la capacidad de repuesto de la población por sí misma es
negativa, hay más defunciones que nacimientos. En el periodo seleccionado,
entre 2005 y 2010, las cifras positivas de crecimiento natural son la
excepción. Los datos totales de la comarca nos llevarían a una perdida de
población de 309 vecinos durante ese periodo, teniendo a Rionansa, Valdáliga y
Cabuérniga como los municipios con un descenso mayor, y a Cabezón de la Sal y Udías como los dos únicos
datos de valor positivo: en estos dos municipios la población crecería por sí
misma.
Los municipios pequeños muestran la misma tendencia a
disminuir, aunque su cifras relativas sean menores (algunos descenderían casi
un 10%), marcados por una población muy envejecida que presenta pocos
nacimientos y un importante número de defunciones.
En cualquier caso es curioso comprobar que todos los
municipios, sin excepción, tienen periodos de crecimiento y descenso durante
ese periodo.
Pero si, finalmente, miramos las cifras absolutas que nos
aportan el ICANE para el periodo que va de 2005 a 2011 vemos que la
comarca Saja Nansa remonta las cifras de descenso propias del crecimiento natural
hasta llegar a contar con 108 vecinos más en este periodo. En el ámbito de los
municipios encontramos 6 de ellos en el que el resultado es de claro
crecimiento, y en todos los demás (salvo en dos casos) sus datos de
crecimiento, aunque negativos, mejoran los datos de su crecimiento natural con
la llegada de nuevos vecinos desde el exterior. Algunos municipios, como Ruente,
Mazcuerras o Val de San Vicente remontan un crecimiento vegetativo negativo
para mostrar una pauta de claro aumento que llega a superar en algún caso a los
que su crecimiento natural se mostraba firme.
Es evidente que en sus números absolutos la comarca Saja
Nansa aún mantiene los suficientes ingredientes de interés para seguir
creciendo a pesar de los duros momentos de la economía y el empleo, pero la
tendencia, no parece ser, ni mucho menos, un movimiento significativo de
retorno, ya que, al fin y al cabo, los mayores crecimientos parecen atender más
a la cercanía de los servicios y las comunicaciones que a un interés por recuperar
el medio rural más tradicional, que se sigue mostrando con una delicada
situación de perdida poblacional.
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