El territorio comarcal sigue sumando hitos turísticos
relacionados con su Patrimonio Natural. A los referentes de primera fila como
son nuestros Parque Naturales de Oyambre y Saja Besaya, la cueva de El Soplao,
o la Ferrata
de la Hermida
hay que unir la Senda
Fluvial del Nansa, un trayecto entre Muñorrodero (Val de San Vicente) y Camijanes
(herrerías) por la orilla del río que se convierte en imprescindible para vecinos y
visitantes de la comarca.
El trayecto de 7 kms, perfectamente acondicionados y
señalizados, presenta tramos muy variados que pueden ser un resumen de la
variedad de paisajes y usos que puede generar cualquiera de nuestros ríos y su
relación con la ocupación de sus orillas: una central eléctrica, espesos
bosques de ribera (avellanos, alisos, sauces, fresnos, espinos…), zonas voladas
sobre roca, tramos de pista, senderos, paredes de escalada, variantes que
bordean el nivel mismo del agua, remansos y cascadas, zona de cultivos, cuevas,
praderías… y con un desnivel de apenas 50 metros en todo el
recorrido. Se han aprovechado antiguas sendas de pescadores, ya que este río es
de los que aún conservan la posibilidad de encontrarse con el salmón atlántico,
y por eso no sorprende encontrar en el recorrido algunas infraestructuras que
nos lo recuerdan, como son pequeños refugios para el mal tiempo y pasarelas que
permitirían el cambio de orilla. El acondicionamiento del trayecto, llevado a
cabo por la
Confederación Hidrográfica del Cantábrico, incluye una serie
de pasarelas de madera que ha permitido
acceder a zonas de gran belleza e interés que hasta el momento habían permanecido prácticamente
desconocidas.
Desde su apertura en 2010, y debido a la poca dificultad de
su trayecto, se ha ido convirtiendo en un perfecto destino para los amantes del
paseo de naturaleza y para aquellas
familias que buscan pasar una jornada de esparcimiento en un espacio accesible
para todas las edades.
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